La universidad invertebrada
El movimiento estudiantil está más adormecido que nunca en el campus de Zaragoza, a pesar de que se intenta reactivar y recuperar el espíritu reivindicativo que siempre ha caracterizado a los que desarrollan estudios superiores.
03/11/2008 MICHEL VALLÉS
- Un grupo de estudiantes, ne la reunión de la Asamblea Contra la Privatización de la Universidad.
Foto: RUBÉN RUIZ
Corren tiempos de cambio en la universidad española. Y la de Zaragoza tampoco se escapa. En Madrid o Valencia han saltado las alarmas ante el descenso de la financiación aportada por los gobiernos autonómicos. Allí advierten que llegará una fecha en la que no se podrán pagar ni las nóminas de los profesores. Mientras, en el horizonte más cercano figura la plena adaptación al espacio europeo de todas las titulaciones. Este proceso de adopción del modelo propuesto en el Plan Bolonia ha despertado reticencias y manifestaciones en diferentes puntos de la universidad española, ante el temor de una progresiva privatización del sistema de enseñanza público. Aunque por el momento la capital aragonesa se ha mantenido alejada de estos nuevos vientos reivindicativos.
¿Qué pasa en el campus zaragozano? ¿Los estudiantes están en contra o a favor de Bolonia? ¿Qué queda del espíritu rebelde de los jóvenes? ¿Es posible, o incluso deseable recuperarlo? Se dice a menudo que en estos momentos la sociedad cuenta con la generación más preparada de su historia. Seguramente sea cierto. Aunque también cabría preguntarse si no es también la más pasiva y adocenada.
"La participación de los estudiantes es muy baja. Los que se implican suelen ser gente que ya forma parte de otros colectivos de fuera de la universidad", explica José Andrés López, portavoz de la Asamblea Contra la Privatización de la Universidad (ACPU). "El campus ha dejado de ser el foco rebelde de antaño", admite. Y es que los universitarios cada vez se movilizan por menos causas. "En Aragón estamos por detrás de otras comunidades, como Madrid, Cataluña o el País Vasco, donde existe una mayor cultura política. Están más avanzados, y eso se nota", subraya López. Entre otras cosas porque el caldo de cultivo del movimiento estudiantil se alimenta de lo que sucede en la sociedad que envuelve a la universidad. Y en regiones como Euskadi el debate social de carácter político es mucho más rico y constante que en Aragón.
Carlos Martínez, estudiante de Trabajo Social admite que en Aragón el movimiento estudiantil"está bastante parado". Y a veces "se encuentra muy institucionalizado a través de sindicatos como el de Estudiantes en Defensa de la Universidad Pública (EDU). Creo que faltan colectivos de base, como la Asamblea, aunque la respuesta que reciben es muy escasa". Recuerda que Zaragoza contó, hace unos años, con una activa plataforma de oposición a Ley Orgánica de Universidad (LOU), que luego desapareció. "Ahora queda una labor por delante para intentar rehacerlos", avanza.
Y en eso se está precisamente ahora. La Asamblea Contra la Privatización de la Universidad organiza reuniones que cada vez cuenta con más asistentes. El próximo día 13 de noviembre se ha convocado una manifestación contra el Plan Bolonia. Zaragoza secundará la movilización. "Hay quien dice que falta información. Pero yo no lo creo. Nosotros hemos llegado a repartir 6.000 trípticos sobre la adaptación del espacio europeo en nuestra universidad", apunta José Andrés López. "Yo creo que cada vez hay más concienciación y que la gente empieza a conocer qué significa Bolonia y la privatización que conlleva", asegura Carlos Martínez.
Daniel Jiménez, un investigador del campus zaragozano, se pregunta si realmente existe o no un verdadero movimiento estudiantil, o si este ha volado en los últimos años. "Creo que está por reconstruirse. Políticamente la universidad se ha empobrecido muchísimo. Cuando yo llegué a la facultad en el año 91 había más actividad, ahora está todo muy parado". Para Jiménez el germen que permita el renacimiento del espíritu reivindicativo entre los jóvenes puede ser "el descontento". Y a partir de entonces, una vez se instala el malestar, solo resta canalizarlo"a través de una correcta organización".
Iván Ubico, representante del Sindicato de Estudiantes Independiente (SEI) advierte que, aunque existe una gran desinformación entre los universitarios, "cada vez están más concienciados sobre los peligros de privatización que supone Bolonia". Por parte del sindicato EDU, Manuel Moreno, apunta que la implicación de los alumnos "no es diferente a la que desmuestra el resto de la sociedad por otros asuntos". Y solicita mejores vías de participación.
Sea como fuere, el próximo 13 de noviembre, en la movilización contra el Plan Bolonia se demostrará si la Universidad de Zaragoza se reencuentra con su espíritu reivindicativo. Quién sabe si esta oposición al espacio europeo puede ser la semilla de la que renazca un carácter juvenil alejado de los convencionalismos y de los conformismos. Queda claro, de todas formas, que la institución de enseñanza superior por excelencia precisa del compromiso de los estudiantes para mantener su esencia. Tal como dijo Ortega, la fuerza de cohesión de una nación se basa en la activa participación de todas y cada una de sus partes en "un proyecto sugestivo de vida en común". Así debería ser también la universidad.
Noticia original: http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=452455
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